Lindo comentario de alguien que vio la peli...
Anoche 11 de abril, vi "montando al zorro" en el marco del festival de cine. Es un homenaje a un hermoso caballo bonaerense, según su director esperó más de cuatro años para llegar a la pantalla y eso da cuenta del trabajo y del cariño que se fue amasando en ese tiempo. El zorro se le ha metido muy adentro a "Ignacio Domínguez" y la película es eso todo el tiempo, acciones y relatos de rebeldía, de libertad y de profundo amor. Los personajes entrevistados tienen la responsabilidad en sus palabras de intentar abarcar al "mito" y sobradamente lo logran. El zorro nos acerca a un mundo de lenguaje "lejano" de grupas, de vastos, de crines y sin embargo lo sentimos nuestro; tradiciones leídas en "clave" de hoy. Gracias Domínguez por la belleza, por ponerle el cuerpo y porque al talento y la creatividad hay que sostenerlo con trabajo, trabajo, trabajo la clave de este tiempo.
Beto el padre de Julián.
ENTREVISTA ESCRIBIENDOCINE.COM
Juan Ignacio Domíngez: "Montando al zorro"
Por Ezequiel BoettiJuan Ignacio Domínguez nos presenta Montando al Zorro (2011), film que se presenta dentro de la sección Panorama-Elegante Sport.
Qué nos podés comentar de tu película?
Que es la película del “Zorro”, el caballo de doma más importante del país. Que tuvo una vida trágica y heroica, que su corcovo rebelde es el motor artístico de un proceso de trabajo de muchos años que indaga en lo tradicional y contemporáneo para poner en órbita y revitaliza creativamente la imagen del caballo. Dista de ser un documental clásico y aburrido, se sumerge en el suspenso, es como un tren, un viaje, como subirte a un caballo y corcovear una hora y media entre lo desconocido. No es súper acción, sino “aquí y ahora” emocional, que luego vuelve a la estación inicial, a la sala, a la butaca y te deja un vínculo de amor inseparable hacia un caballo.
¿Qué implica para la película participar del BAFICI?
Poder acceder a compartir la sala con un montón de gente que se va a encontrar con otro mundo que quizás ni conozcan. La película va a ser el vehículo hacia la historia del Zorro, un mito en gestación. Es la primera vez que vengo al BAFICI, le tiro buena onda. El Zorro es pueblerino pero le gusta ir a la ciudad y que lo miren todos, sentarse en una linda sala y verse en pantalla grande.
¿Cómo vislumbras el futuro de la película a través de la participación del festival?
Espero que se expanda, que tome la dimensión universal que necesita. La arrastramos con bueyes hasta ahora, hasta donde nos dio el cuero, que siga su camino, que llegue a las nubes.
¿Cómo te definirías como director?
No me siento “director”. Es mi primer largometraje, pasé por mil etapas, pudo haber sido mi muerte, pero fue mi nacimiento. En un principio me hice el boludo, pensé que podía hacerla desde afuera, he hice una cagada, un caballo de madera. Luego lo rompí todo, lo empecé de vuelta, sabía que tenía que ser de carne, hueso y corazón. Para eso tuvo que pasar mucho tiempo. Y eso es lo que lo convierte en algo vivo, una parte mía y de todos los que convivimos dentro de la película.
¿Qué te imaginás que puede pasar con la película el día de finalización del festival?
Se convertirá en otra cosa, espero que la miremos distinta. El Zorro habrá jineteado en Buenos Aires y será parte de otra gente que lo recordará para siempre. No sé si le prenderán una vela y pedirán deseos pero, cuando vean un caballo, se morirán de amor.
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